Aquella tarde fué una tarde de esas para no olvidar jamás. En la serranía de Cuenca las amapolas, el sol y las nubes parecían estar allí como esperándonos a propósito. Natalia y Quique son así, tal cuál los veis en estas fotografías, son sonrisa y son amor, son abrazo y son caricia, son de esas parejas que cuando las conoces piensas… «aquí el destino si que ha acertado de lo lindo».
Y así pasamos una fantástica tarde que se nos quedó corta, por aquello de que el tiempo pasa volando cuando lo disfrutas tantísimo. Muchísimas gracias chicos por ser como sois, ¡no cambiéis nunca!
Su reportaje de preboda tan solo fué el preludio de una boda realmente fantástica que os mostraremos en breve.
Las fotos en el campo son preciosas,la luz de esta última es perfecta.